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lunes, 15 de noviembre de 2010

El tiempo es ORO

Hace un par de meses escuché que España se dividía en dos partes: pro y contra Belén Esteban. Me parece respetable una u otra postura. Se comentaba, en diversos programas de televisión, que toda esta polémica llevaba a ganar una más que brillante suma económica, el negocio del siglo, según más de uno. Partiendo de esta base, llovían las críticas sobre los programas de corazón y las cantidades que se mueven por vender la vida privada... por que, ¿qué pasaría si la que se sentase en un paltó fuera Isabel Pantoja? Seguro que se le han ofrecido cantidades inimaginables, y todo por obtener picos de audiencia desproporcionales... Al fin, siempre se puede hace una promo cuyo título sea "líderes de audiencia" o "más espectadores que en otras cadenas comerciales", una guerra absurda que no lleva más que a competir en la arena del circo del ´prime time´. Pero, sin más desvios que los previos y oportunos, el hecho de que nuestra vida privada tenga precio hace que lo conocido como "coste de oportunidad" se remueva en su propia tumba cuando visualiza tanto negrito muriendo en África, porque, seguro estoy de que más de uno ha podido pensar que lo que recuada el programa Sálvame un viernes por la noche (el Deluxe) o Dónde estás corazón (menciono ambos para no posicionarme en la guerra mediática) se podría destinar a causas tan benéficas como levantar el país propio o el ajeno, ya según viera Zapatero a quien le presta o que hace con el dinero (ironía). El caso es que con ese capital se podría hacer tanto... ¿cierto? Y que se lo lleve una exclusiva esperada, un montaje preparado o un posado de verano "robado"... ¡Maldita vida injusta y cruel la de los medios de comunicación! (si, ´continuó la ironía... ¿que por qué? Muy sencillo).
Señores, ¿qué se mueve detrás de un partido de fútbol? ¿Cuanto costó Villa al Barça o en su momento Beckham al Madrid? ¿Cuánto cobra un jugador por hacer un anuncio de natillas, detergente o colacao? DINERO Y MÁS DINERO. Bueno, y esto refiriéndome al mundo del deporte rey, porque puedo incluir, por ejemplo, los toros: tradicionales como en los San Fermines, odiados por las calificadas ´matanzas´ y queridos por pueblos y ciudades, pero ¡ojo! Grandes sumas, por supuesto, se mueven con ellos.
Esta reflexión me lleva a que es fácil críticar y poner en el punto de mira ciertos contenidos ante la visión catastrófica de la sociedad y la sublime pregunta de "¿hacia dónde vamos?". Yo no lo sé contestar... pero si puedo aclarar que si nos plantemos dónde esta el dinero que debería hacer que las arcas del Estado volvieran a llenarse, no podemos irnos a que se malgastan en cuantiosos premios televisivos, audiencias y prensa rosa... no. También se desliza por parámetros que muchos idolatran y que, por el gran colectivo que lo conforma, pasa más desapercibido... pero sigue siendo tan injusto como el primero.
Por ello, concluyo con un grito sordo de conciencia que dice que si la figura del Belén Esteban es incomparable a la del Presidente del Gobierno, y puede que la primera, en un plató, cobre más que el segundo, en la cumbre del G - 2o, habría que plantearse porque Cristiano Ronaldo cobra muchisimas veces más que un maestro o profesor, cuando la labor de este último es esencial para las generaciones futuras, por ejemplo...
Creo que si se pierde el valor de la verdadera esencia, la virtud de lo único e instranferible, y nos dejamos guiar por las masas, batallar a favor de la educación y la cultura es tirar un tiempo que es verdaderamente más valioso que el oro y que, a día de hoy, no está pagado. Ahí esta la educación perdida por la que algunos de nuestros mayores, de vez en cuando, se preguntan.

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